En tiempos de pantallas, algoritmos y mensajes fugaces, algunos insisten en decretar la muerte de la radio. En Arauca, esa sentencia resulta no solo apresurada, sino profundamente desconectada de la realidad territorial. A pocos meses de las elecciones al Congreso de la República, previstas para marzo de 2026, la radio —y en particular la radio local— sigue siendo un actor central en la formación de opinión y en la decisión del voto ciudadano.
Durante décadas, la radio ha sido la compañía permanente de los araucanos: en el campo, en el transporte, en los hogares y en los espacios de trabajo. No se trata únicamente de un medio de información, sino de un escenario de encuentro, denuncia, debate y construcción colectiva. En un departamento con brechas de conectividad aún evidentes, la señal radial continúa llegando a donde las redes sociales no alcanzan o llegan de manera intermitente.
Las campañas políticas que hoy aspiran a conquistar una curul en el Congreso no pueden desconocer esa realidad. La radio ofrece algo que ningún algoritmo garantiza: confianza. La posibilidad de escuchar al candidato en vivo, de confrontar sus ideas, de oírlo responder preguntas reales de la gente, sigue siendo un ejercicio democrático de alto valor. En la radio se mide la coherencia, se percibe la cercanía y se construye credibilidad.
Esto no significa negar el papel creciente de las redes sociales. Estas plataformas se han consolidado como herramientas eficaces para amplificar mensajes, llegar a públicos específicos y movilizar electores, especialmente jóvenes. Pero en Arauca, las redes funcionan mejor cuando dialogan con la radio, cuando toman de ella los temas, los debates y los contenidos que ya han pasado por el filtro de la realidad local.
La experiencia reciente demuestra que la estrategia más sólida no es la que reemplaza un medio por otro, sino la que los integra. La entrevista radial que se convierte en video corto, la opinión al aire que genera conversación digital, la convocatoria desde el micrófono que se confirma por WhatsApp. Así se construye una campaña con arraigo territorial y alcance contemporáneo.
Desde La Voz del Cinaruco reiteramos que la radio no es una vitrina publicitaria más. Es un espacio de responsabilidad pública. Quien acude a ella debe hacerlo con propuestas claras, con respeto por la audiencia y con disposición al debate. La radio local no legitima candidaturas por repetición, sino por contenido.
De cara a marzo de 2026, el mensaje es claro: en Arauca, la política no se gana solo con likes ni con pautas digitales. Se gana escuchando al territorio, hablando con su gente y entendiendo que, mientras exista comunidad, la radio seguirá siendo la voz que informa, cuestiona… y también decide.

