Pretender evadir la responsabilidad y distraer la atención de la crisis que enfrenta el Hospital San Vicente, no es más que un acto de bellaquería del Gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado Bestene.
El Gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado Bestene, quien a su vez es el Presidente de la Junta Directiva del Hospital San Vicente, es decir el máximo responsable de la entidad, quiere evadir su responsabilidad por la crisis que padece el centro asistencial, hace oídos sordos a los reclamos de los funcionarios a quienes se les adeudan entre 4 y 6 meses de sus salarios, y como si fuera poco ahora interpuso una queja en la Procuraduría General de la Nación sobre una presunta retención ilegal por parte de los trabajadores en una visita realizada ayer a esa entidad.
Los hechos conocidos a través de las redes sociales muestran a un grupo de personal médico asistencial que intenta hablar con el gobernador para indagar por sus salarios. En las imágenes y según los testimonios que se conocieron con posterioridad, no se evidencia en ningún momento que se haya pretendido retener ilegalmente al funcionario. Afirmar que hubo una retención ilegal del Gobernador de Arauca en el Hospital San Vicente por un grupo de empleados, en su mayoría mujeres, es ilógico y maquiavélico, más si se tiene en cuenta que Alvarado Bestene cuenta con un esquema de protección conformado por una decena de escoltas.
Como no reclamar airadamente cuando lo que se observa en el San Vicente es miseria, producto de la desidia de un gobierno que olvidó la responsabilidad de garantizar la salud, priorizo las obras y los contratos, puso a aguantar hambre a los empleados y a padecer las más humillantes condiciones a los usuarios de ese centro asistencial.
Hoy en día a mayoría de araucanos hemos vivido de cerca las condiciones lamentables en las que se encuentra el San Vicente. Aun así, ningún ente de control se ha apersonado de esta crisis. No se entiende porque las investigaciones no avanzan, mientras que los ciudadanos reclamamos a gritos un servicio de salud por lo menos digno y no permanecer en un pasillo por días, sin atención y sin los medicamentos para el tratamiento adecuado.
Más que hablar de empujones, gritos y rechiflas, pretender distraer la atención de las condiciones agónicas del Hospital y la difícil situación económica de los funcionarios denunciando una presunta retención ilegal, no es otra cosa que un acto de cobardía que demuetra ineptitud y bellaquería por parte del Gobernador de Arauca.
