En las últimas horas, además de afinar los últimos detalles del Presupuesto General de la Nación 2025, el gobierno colombiano ha mantenido contacto directo con el gobierno venezolano. La coordinación de esas intensas negociaciones con Maduro se está haciendo con Brasil y con México, según fuentes en el alto Gobierno, que han pedido no ser mencionadas por la sensibilidad del caso.
El caso es tan complejo, que el gobierno Petro decidió aplazar un día el habitual Consejo de Ministros del lunes. Los tres gobiernos, a través de comunicados que han publicado sus cancillerías, han pedido al gobierno de Venezuela que publique las actas oficiales de la votación para poder hacer una “verificación imparcial del resultado” de las elecciones.
En Palacio de Nariño creen que escribir mensajes en contra de Nicolás Maduro y acusarlo de fraude, como sí han hecho otros gobiernos del continente, no ayuda en nada a la situación interna en Venezuela. “Maduro no entrará en razón a punta de mensajes de Twitter”, dice una fuente consultada por 6AM de Caracol Radio.
Añadió que otros presidentes como el de Estados Unidos, Joe Biden y el de Brasil Lula da Silva tampoco han hecho declaraciones en sus cuentas personales de X, y que lo que está en juego es la posibilidad de que Maduro reconozca que las cosas no están bien y que tiene que dar un paso al costado.
Cuando se puso de presente la actitud que ha asumido el presidente de Chile, Gabriel Boric, denunciando personalmente el abuso de poder por parte del régimen y el fraude electoral cometido en las elecciones del 28 de julio, la respuesta fue pragmática: “¿Y logró algo?”. Lo que el gobierno colombiano no quiere es perder la interlocución que está abierta con Maduro, y teme que una palabra fuera de lugar pueda llevar a una crisis diplomática como la que están viviendo los siete países que fueron expulsados de Caracas.
El problema de fondo es que el gobierno colombiano cree que es posible, manteniendo ese diálogo, negociar con Maduro, y que es clave que el venezolano entienda que tiene una salida que le permita entregar el poder.
