El Ejército y la Policía colombiana apelan a una «Operación Muralla» para controlar el paso por las trochas por donde centenares de personas cruzan la frontera entre la ciudad de Cúcuta y las localidades venezolanas de San Antonio del Táchira y Ureña. «Este es un trabajo especial que estamos haciendo en el área metropolitana, denominado «Operación Muralla», que va en coordinación y en apoyo a la Policía, de todo el trabajo que está haciendo en las trochas», afirmó a periodistas el comandante de la Trigésima Brigada del Ejército, Ilvar González.
La iniciativa hace parte del plan «Frontera Segura y Regulada», con el que las autoridades del departamento colombiano de Norte de Santander, cuya capital es Cúcuta, apuntan a evitar la migración y comisión de delitos por las trochas. «Es hacer que llegue la legalidad (…) sacar de la zona a esos agentes generadores de violencia que se encuentran en estas áreas y darle tranquilidad a los nortesantandereanos», añadió el oficial.
El ir y venir de venezolanos de distintas edades es una constante en La Parada, un caserío ubicado en Cúcuta donde comienza el puente internacional Simón Bolívar, principal paso fronterizo entre los dos países, de nuevo convertido en un hervidero de gente pese a que está cerrado desde hace meses.
El cruce de venezolanos hacia Colombia, que al comienzo de la cuarentena por el coronavirus disminuyó notablemente, aumentó en las últimas semanas por las trochas y pone en aprietos a las autoridades y organismos humanitarios que multiplican sus esfuerzos en La Parada para tratar de atenderlos a todos y evitar que la multitud acabe propagando la pandemia.
CRIMINALIDAD EN EL CRUCE
El general Ramiro Castrillón, comandante de la Región Número 5 de la Policía y oficial encargado de la zona, señaló que «autoridades departamentales y locales están haciendo una verificación por las diferentes trochas por donde tenemos información y sabemos que hay personas pasando pendularmente, especialmente con contrabando de combustible».
«Nuestra tarea es verificar precisamente que esto ojalá no suceda debido a los controles que se están haciendo. Lo que verificamos en este momento es que no haya personas transitando de un lado para el otro, garantizándoles la seguridad, brindado todo el apoyo que se requiere para evitar un contagio masivo», expresó el general.
A pesar de las restricciones sanitarias por la COVID-19, centenares de venezolanos intentan regresar a su país a diario y otros buscan la manera de salir hacia Colombia ante el deterioro de la situación en la nación caribeña.
Según las autoridades de Norte de Santander, los migrantes que llegan a Cúcuta son atendidos en un campamento instalado en el puente internacional de Tienditas por el gobierno regional y organismos internacionales, así como por misioneros de la orden de los scalabrinianos que se ven desbordados por el aumento del flujo de personas.
Migración Colombia señala que, con corte al 30 de julio, en el país había 1,7 millones de venezolanos, de los cuales 195.079 están radicados en Norte de Santander.