El Secretario de Estado, Marco Rubio, llamó a consultas a Washington al embajador de Estados Unidos en Bogotá, John McNamara, “para consultas urgentes tras declaraciones infundadas y reprensibles de los más altos niveles del Gobierno de Colombia”.
“Además del retiro del Encargado, Estados Unidos está adoptando otras medidas para dejar clara nuestra profunda preocupación por el estado actual de nuestra relación bilateral”, indica el Departamento de Estado en un comunicado pero sin detallar qué medidas se estarían tomando.
El documento cierra señalando que “a pesar de las diferencias políticas con el gobierno actual, Colombia sigue siendo un socio estratégico esencial”.
A su vez se resalta que mantienen el compromiso con “una estrecha cooperación en diversas prioridades compartidas, como la seguridad y la estabilidad regionales, y seguimos comprometidos con los esfuerzos que mejoran la vida de estadounidenses y colombianos por igual”.
Tensiones recientes
El principal punto de tensión entre Estados Unidos y Colombia en las últimas semanas ha sido la revelación de una serie de audios en los que el excanciller Álvaro Leyva hizo referencia a un golpe de Estado contra el presidente Gustavo Petro.
En medio de estas declaraciones, Leyva aseguraba estar en contacto con miembros de la política estadounidense como el congresista Mario Díaz-Balart o el secretario de Estado, Marco Rubio.
Esto generó una reacción inmediata de ambos congresistas:
En el caso de Carlos Giménez, además de negar su participación en un intento de golpe de Estado, criticó la administración del presidente Gustavo Petro y lo calificó como “drogadicto corrupto, patético, incompetente y peón del dictador Nicolás Maduro”.
Por su parte, Díaz Balart rechazó las acusaciones calificándolas como inventos y mentiras. El congresista resaltó que se ha reunido con muchas personalidades políticas colombianas con distintas posturas ideológicas incluyendo al presidente Gustavo Petro.