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Iglesia católica quiere que declaren santo a Monseñor Jesús Emilio Jaramillo

Monseñor Jesús Jaramillo: un crimen de lesa humanidad. La Fiscalía le confirmó a este diario que el asesinato del religioso hizo parte de una política del Eln de atentar contra la vida de quienes pudieran ser etiquetados de cualquier forma como enemigos.

 

El 2 de octubre de 1989 monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, con 72 años, fue interceptado entre Fortul y Tame (Arauca) por guerrilleros del frente Domingo Laín del Eln. Querían, supuestamente, enviarle un mensaje al Gobierno.

Otro sacerdote que se desplazaba con él fue obligado a manejar. Después de un buen rato pararon y le dijeron al segundo cura que podía irse. Monseñor Jaramillo, quizá adivinando que el desenlace de ese episodio podía ser el más oscuro, le pidió a su colega que le diera la absolución.

Su cuerpo fue hallado al día siguiente de su secuestro: además de recibir varios disparos en la cabeza había sido torturado. Varias fracturas y heridas en los brazos lo confirmaban.

Para el próximo 31 de mayo está programada la audiencia en la que la Fiscalía planea imputarle al Comando Central (Coce) del Eln más de 15.000 hechos delictivos.

Entre esos, el secuestro, la tortura y el asesinato de monseñor Jaramillo, por quien, desde 1998, la Conferencia Episcopal de Colombia comenzó a hacer trámites para que el Vaticano lo canonice. Han pasado, sin embargo, casi 27 años desde que se cometió el crimen y nadie purga una condena por él.

Así las cosas, en teoría, debía ser un caso prescrito. Ante la duda, El Espectador le preguntó a la Fiscalía, organismo que señaló: “Conforme a la Directiva 003 del 26 de marzo de 2015, expedida por el fiscal general de la Nación (…) se puede confirmar su imprescriptibilidad”. Es decir: la justicia nunca tendrá un tiempo límite para tratar de dar con los responsables de la muerte de monseñor Jaramillo.

La Directiva 003 de 2016 es aquella “por medio de la cual se adoptan los criterios sobre la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad”. En castellano, investigar el asesinato de monseñor Jaramillo no puede tener fecha de vencimiento porque este crimen, para la Fiscalía, es de lesa humanidad.

“Se ha podido determinar como una política el atentar contra la vida, la libertad, la autonomía, entre otros bienes jurídicos afectados por el Gaoml (Grupo armado organizado al margen de la ley), a quienes fueran señalados de tener algún vínculo o relación con el bando contrario o enemigo”, le respondió la Fiscalía a este diario. En el caso de monseñor Jaramillo, una de las razones por las cuales el episodio fue tan impactante es porque era la primera vez que el Eln ejecutaba a un religioso.

Aunque la justicia poco o nada haya avanzado en este caso, desde hace 27 años es claro que el Eln fue el responsable del homicidio de monseñor Jaramillo, quien en 1970 fue nombrado como primer obispo de la Diócesis de Arauca.

El grupo guerrillero aceptó la autoría del crimen apenas días después de haberlo cometido, en su boletín Liberación. Como documentó el jesuita Javier Giraldo en su libro Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida, los elenos divulgaron: “Determinamos el ajusticiamiento del obispo Jesús Emilio Jaramillo por delitos contra la revolución”. Lo acusaron de hacer parte “del sector más reaccionario de la jerarquía eclesiástica colombiana” y de penetrar ideológicamente los programas de educación de forma coordinada con el Ejército.

El Eln tampoco le “perdonó” a monseñor Jaramillo, según la propia organización guerrillera escribió en su boletín, que “camuflada o abiertamente” se expresara “contra la organización, contra la revolución y contra el comunismo”, ni su “descarada utilización de su investidura e ‘influencia’ ideológica en la defensa de los militares”. Sin embargo, como el propio jesuita Javier Giraldo resaltó, monseñor Jaramillo insistía en que la Iglesia católica debía permanecer imparcial ante los bandos del conflicto. “Monseñor muere víctima de una supuesta ‘justicia revolucionaria’, que es la negación misma de la justicia”, escribió el padre Giraldo. “Monseñor fue víctima de una actitud antirreligiosa que hizo carrera en el Frente Domingo Laín de la UC-Eln, inspirada en una vertiente dogmática del más espurio marxismo”.

Además de demostrar que el asesinato de monseñor Jaramillo hizo parte de un plan sistemático del Eln, la Fiscalía tiene otro gran reto en este caso: demostrar la responsabilidad de los miembros del Comando Central (Coce) en el crimen. Según indicó la Fiscalía, está anunciada macroimputación de más de 15.000 hechos se hará en contra de Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino; Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán; Eliécer Chamorro, alias Antonio García; Gustavo Giraldo Quinchía, alias Pablito; y Rafael Sierra Granados, alias Ramiro Vargas. Beltrán, Gabino y García ingresaron al Coce, señala el organismo investigativo, en 1986, un año antes de que muriera monseñor Jaramillo.

Rafael Sierra, sin embargo, es identificado como integrante del Coce desde 2005 y Pablito, desde 2014. Mientras la justicia toma decisiones sobre el caso de monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, a la Iglesia católica colombiana le interesa otra cosa: que sea reconocido como un mártir y, por ende, como un santo. En el año 2000, por ejemplo, desde Roma, el entonces papa Juan Pablo II dio un discurso recordando “a todos los que dieron su vida por el Evangelio en América” y mencionó entre ellos a monseñor Jaramillo y a monseñor Óscar Arnulfo Romero, a quien asesinos contratados por la extrema derecha salvadoreña le incrustaron una bala en el corazón mientras daba una misa en San Salvador. Después de que su caso permaneciera congelado durante años en el Vaticano, en mayo del año pasado monseñor Romero fue declarado santo.

Para avanzar rumbo a ese propósito, la Diócesis de Arauca y los misioneros de Yarumal –comunidad a la que pertenecía monseñor Jaramillo y que fue fundada por monseñor Miguel Ángel Builes, quien creía que ser liberal era pecado– están en la misión de recaudar 15.000 euros para pagarle a la comisión de expertos que contrataron para argumentar ante el Vaticano por qué monseñor Jaramillo debe ser canonizado. “La gente ha sido muy generosa”, le dijo a este diario José María Bolívar, párroco de la catedral Santa Bárbara de Arauca. “Todavía no hemos recogido todo el dinero, pero no nos falta mucho. La vida y obra de monseñor Jaramillo ya ha sido documentada y eso será lo que se le presente al santo padre y su comité”, agregó el sacerdote. Pero, ¿qué pasará primero? ¿A monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve lo declaran santo o la justicia encontrará a los verdaderos responsables de su asesinato?

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