Aunque este singular sistema de laberintos boscosos podría ayudar en la regulación del clima y en el control de sedimentos, y además sería un depósito natural de carbono, algunos pobladores lo perciben como un riesgo, por lo que destruyen sus montículos y establecen así un terreno uniforme. El registro de una orquídea terrestre del árbol “miao de gato” y del arbusto “coloradito garrapetero” dan cuenta del valor de los zurales en la diversidad de los ecosistemas de la región orinoquense.
Aunque la Orinoquia colombiana abarca el 30,4 % del territorio nacional, su complejidad geográfica y climática, además del conflicto armado y el histórico olvido del Estado, han hecho que sea difícil estudiar la variedad de sus ecosistemas, entre ellos los zurales.
En la región, los zurales se ubican principalmente en Casanare y Arauca y se extienden hasta Venezuela. La primera aproximación a estas zonas la hizo en 1964 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En ese momento se explicó que los zurales están separados por montículos, que representan el nivel de terreno, y las zanjas o canales producto de la erosión. Además, permanecen anegados la mayor parte del año –hasta por nueve meses– y tienen suelos de color oscuro, ricos en materia orgánica.
Pese a que después del trabajo de la FAO se han realizado otras investigaciones, la realizada en la vereda San Ramón (municipio de Arauca) por el profesor Néstor Fernando Pérez y el ingeniero forestal Francisco Javier Mijares, curador del Herbario Orinocense Colombiano de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, es relevante en la documentación de la diversidad de la flora presente en los zurales.
El principal hallazgo es el nuevo registro para la región de la Orinoquia de la orquídea terrestre Sarcoglottis acaulis (Sm.) Schltr, del árbol “miao de gato” (Pouteria cf. stipitata Cronquist) y del arbusto “coloradito garrapatero” (Guapira cf. pubescens (Kunth) Lundell).
Ambiente boscoso rico en flora
Para documentar la composición florística y estructural de los zurales, los investigadores instalaron 10 transectos –o zonas de muestreo– de 50 x 2 m, y además ubicaron cámaras trampa para registrar el paso de animales. “En el área de estudio se encontraron 97 zuros (formaciones con hundimiento en la tierra que conforman los zurales) con un promedio de 9,7 zuros por cada 50 m de trayecto, lo que posiciona este zural como bien estructurado, con una altura promedio de 1,4 m”, afirman los investigadores.
Se identificaron y documentaron 40 especies de flora entre árboles, hierbas, palmas, arbustos y lianas; de cada individuo se registró el hábito de crecimiento y se estimó la altura total.
Así mismo “se registraron 849 individuos de los cuales el 46,6 % fueron plantas leñosas representados en 22 familias, 28 géneros y 31 especies. Para el estrato herbáceo se registraron 453 individuos de siete familias, ocho géneros y nueve especies”, se lee en la investigación. Las muestras botánicas de las plantas encontradas fueron herborizadas y depositadas en el Herbario de la UNAL Sede Orinoquia.
Con respecto a la fauna que transita por la zona, se constató el paso de osos hormigueros, venados, tigrillos y de cerdos de monte.
Los zurales tienen hundimientos de tierra profundos que resaltan en el paisaje. Su topografía irregular, además del clima, hacen complejo acceder a uno de ellos; “aunque no se sabe con exactitud cómo surgen, un estudio reciente encontró evidencia de que es por la actividad de las lombrices” expresa el docente Pérez.
Pese a su valor ecosistémico, los productores locales ven como un riesgo el zural porque en él pueden quedar atrapados los animales y morir de hambre o ahogamiento, por lo que recurren a destruir los montículos para que el terreno quede uniforme.
Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en Arauca cerca de 79.000 hectáreas están destinadas a los cultivos de cacao, plátano, arroz y otros. Por ello, en medio de una zona de actividad ganadera y agrícola, los zurales tienden a desaparecer.
“Los zurales son importantes porque mantienen humedad durante gran parte del año, condición indispensable para especies de flora y fauna de entornos acuáticos y que gracias a los canales que actúan como reservorios de agua pueden mantenerse en la zona por más tiempo” expresa el ingeniero Mijares.
Se ha sugerido que los zurales podrían ayudar en la regulación del clima regional y local, en el control de sedimentos, y además serían sumideros de carbono idóneos.