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Tras 23 años de su martirio memoria de monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve sigue viva

Con una concelebración eucarística, presidida por el monseñor Jaime Muñoz Pedroza, Obispo de la Diócesis de Arauca, este martes 2 de octubre se recordó la memoria de monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, al cumplirse 23 años de su martirio a manos de la guerrilla del ELN, en la vereda Santa Isabel, jurisdicción del municipio de Arauquita.

La tumba donde reposan los restos del obispo mártir de la Paz, en la catedral Santa Bárbara de Arauca de la nave derecha fue adornada con una gran cruz que contenía rosas rojas, y en sus alrededores, un número importante de placas donde los feligreses reconocen los favores recibidos del primer obispo de la Diócesis de Arauca.

Miles de feligreses devotos participaron de la celebración  eucarística, donde el jerarca católico destacó la vida y obra de este hombre que dio su vida por sus hermanos y que hoy lo tienen a punto de alcanzar los altares de la santidad en el Vaticano.

“Los recuerdos son muchos, su espíritu de fraternidad, paternidad, amistad, comprensión y sobre todo, ese espíritu de oración y entrega, con una actitud desprendida de todas las situaciones materiales y el entusiasmo de la pastoral que lo marcó visitando los campos del departamento”, así recordó el padre Álvaro Hernández Cordero, párroco de la iglesia catedral.

“Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve se destacaba por su inmensa espiritualidad, un hombre de Dios, que tenía las cualidades de un pastor, en quien se podía encontrar transparencia, verdad, piedad, sabiduría, predicación elocuente. Monseñor era el hombre preocupado por las dificultades por las que atravesaba la región de Arauca en su tiempo, escasas vías de comunicación, una educación incipiente, una salud carente de estructuras, una región apartada y desconocida para el país, un hombre solidario y generoso a quien le dolía la realidad, los indígenas eran para él su primera preocupación”, manifestó el Vicario General de la Diócesis de Arauca, padre José María Bolívar Monroy.

El señor Hernando Rojas, un amigo muy cercano a él durante su vida los recordó diciendo. “Un hombre bueno, bondadoso, de buen genio, tomador de pelo y muy buena gente, un santo”.

La vida, obra y posibles milagros de este obispo mártir en el departamento de Arauca está a punto de llevarlo a los altares de los santos en la sede vaticana.

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