EDITORIAL
El resumen en materia de orden público no podría ser más preocupante: ataque a CAI móvil deja como resultado una menor de tres años muerta, roban explosivos a compañía que realizaba sísmica, explosión en vereda Barrancones le quita la vida a sujeto, esto en el Municipio de Arauca. Mientras en Fortul, dinamitaron nuevamente el oleoducto Bicentenario y es atacada con granadas la estación de policía. Todos estos atroces hechos ocurrieron en un solo día.
Ante semejante panorama, la acción estatal parece tímida o inexistente. La desesperanza, el miedo y la zozobra están haciendo mella en los habitantes de Arauca. Mientras tanto el Gobierno Departamental y el Municipal, se muestran ausentes, parecieran indolentes y muchas veces ineficientes, ante la grave situación de orden público que estamos viviendo. Gobernar no es el simple hecho de inaugurar una obra, se muestra brindándoles a los ciudadanos calidad de vida, seguridad y garantías para conservar los bienes y su tranquilidad.
Los gobernantes se quedaron en anuncios de campaña, sin darse cuenta que el tiempo paso. Solo les quedan 18 meses a los actuales mandatarios y el balance esta en Rojo. Es fundamental que la sociedad reaccione y exija medidas contundentes para devolver la tranquilidad y esperanza a un pueblo que ha sufrido los embates de la violencia. La responsabilidad de mantener y garantizar el orden público está en gran medida en cabeza del Gobernador y de los Alcaldes. De acuerdo con lo dispuesto en la Constitución Política de Colombia “…el gobernador será agente del Presidente de la República para el mantenimiento del orden público…” (Constitución Política, artículo 303) y el alcalde debe “Conservar el orden público en el municipio, de conformidad con la ley y las instrucciones y órdenes que reciba del Presidente de la República y del respectivo gobernador”. (Constitución Política, artículo 315).
Los araucanos reconoceremos las medidas que se tomen en esta materia, o sencillamente recordaremos con ingratitud, el paso de unos mandatarios que le dieron la espalda a sus ciudadanos y la venia al terrorismo. Por último, se considera como falta disciplinaria especial para Gobernadores y Alcaldes, en materia de orden público,”…no adoptar en forma oportuna las medidas adecuadas para preservar y restablecer el orden público en su jurisdicción”.
