Colombia enfrenta un riesgo creciente de hambruna debido al aumento de la violencia y los desplazamientos internos, según alertó un informe conjunto del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). De acuerdo con el reporte, cerca del 15% de la población nacional —unos 7,8 millones de personas— requerirá asistencia alimentaria urgente en 2025.
La situación se agrava con el incremento de los desplazamientos forzados, confinamientos y restricciones de movilidad, fenómenos directamente ligados al recrudecimiento del conflicto armado. Solo en los primeros meses del año, más de 695.000 personas fueron afectadas por desplazamientos internos, confinamientos o desastres naturales, limitando severamente su acceso a alimentos, mercados y servicios básicos, especialmente en zonas rurales como Arauca y el Catatumbo.
Lola Castro, directora regional del PMA para América Latina y el Caribe, señaló que, pese a los esfuerzos del Gobierno colombiano para avanzar en los diálogos de paz, estos no han sido suficientes para frenar el deterioro humanitario. Según Castro, entre 700.000 y 900.000 personas fueron desplazadas durante los últimos meses, lo que ha provocado una crisis de medios de vida. “La gente no tiene cómo subsistir y necesita apoyo urgente”, afirmó.
El informe advierte que la violencia no solo impide el acceso a alimentos, sino que aísla a comunidades enteras, imposibilitando la venta de productos agrícolas, el acceso a la educación y la atención médica. “Muchas comunidades han quedado completamente desconectadas. Nos contactan desde entidades del Estado y organizaciones sociales para que podamos intervenir”, agregó Castro.
A la violencia se suma el impacto del cambio climático, que afecta de forma desproporcionada a las zonas rurales por su dependencia de la agricultura y la falta de infraestructura. Aunque las áreas urbanas también enfrentan inseguridad alimentaria, el informe resalta que la situación es más crítica en las regiones rurales.
Un panorama regional alarmante
Colombia no es el único país bajo vigilancia de la ONU. Según el mismo informe, Bolivia también registra un aumento preocupante de la inseguridad alimentaria, debido a la inflación, la escasez de combustible y la caída en las reservas internacionales, que han golpeado la producción agrícola. En octubre de 2024, 2,2 millones de bolivianos (19% de la población) estaban en situación de inseguridad alimentaria aguda, y se espera que la cifra aumente entre junio y octubre de este año.
En tanto, Haití sigue siendo el caso más crítico de la región. Actualmente, el 51% de su población enfrenta inseguridad alimentaria aguda, impulsada por la violencia de pandillas, el colapso económico y los efectos del cambio climático. A finales de 2024, los desplazados internos en el país caribeño superaban el millón, frente a los 300.000 registrados el año anterior.
Llamado urgente a la acción
La FAO y el PMA advierten que, sin acciones inmediatas para enfrentar las causas estructurales de la inseguridad alimentaria, la situación en Colombia podría empeorar. Aunque hay avances en las negociaciones de paz, el auge de la violencia armada sigue representando una grave amenaza para las comunidades más vulnerables y para la seguridad alimentaria del país.
