Cronica, por Sandra Navea.
Es una gris y fría mañana, de esas que se ven muy seguido ahora que ha entrado el invierno; es viernes 27 de mayo. Una moto interrumpe el canto de las aves en la vereda Caño Rico, se trata de la presidente de la Junta de Acción Comunal del sector, la señora María del Carmen Páez, quien se dirige como de costumbre a la finca de su propiedad, para atender a los empleados, para prepararles la comida como tiene por costumbre.
Sin embargo, es lo último que se sabe de ella ese día; el fogón nunca se enciende, las topias no sostienen olla alguna, la comida no se prepara. Llegan los trabajadores extrañados de ver la casa sola; allí está la moto, pero no hay señales de la señora María… la llaman, la buscan, no la encuentran. Se comunican por teléfono al pueblo para preguntar por ella y es en ese justo momento, cuando se dan cuenta que algo no anda nada bien.
Doña María del Carmen Moreno Páez, viuda de Tavera, madre de cinco hijos, cuatro propios y uno más por crianza, una mujer trabajadora, hacendosa, sencilla y humilde, cuya riqueza no era otra que el amor por su familia y el deseo de servir a su comunidad. Esa mujer que ejercía el cargo de Presidente de la JAC desde hacía 12 años, había resultado víctima del peor de los crímenes, había sido secuestrada por sujetos que se la llevaron de sus tierras con rumbo desconocido, pero que tuvieron la osadía de mostrarla en un video, amarradas sus manos a la espalda, leyendo temerosa y confundida un arrugado papel, que uno de sus captores sostenía y donde exageradamente exigían por su liberación la suma de mil millones de pesos; pero lo peor era que exigían ese monto de un día para otro… solo daban de plazo 24 horas para entregar el dinero o de lo contrario la “dejarían en el cementerio de Arauquita”, que de no cumplir “ya saben”.
Pero ¿en qué cabeza desquiciada cabe, que una cifra así se pueda conseguir de la noche a la mañana? ¿De dónde iban a echar mano sus hijos, si todo el patrimonio se reducía a la finca y a las escasas 15 vacas que ordeñan para vender su leche en el pueblo? ¿De dónde iban a sacar mil millones de pesos, para liberar a María de su cautiverio?
Con esta acción los delincuentes demostraron desde el principio que no estaban interesados en dejar libre a la señora María del Carmen Moreno, sin embargo, el llanero siempre alberga esperanza en su corazón y con esa misma esperanza se pronunciaron los gremios, los comunales, las autoridades, la comunidad en general, el departamento de Arauca; todos pedían lo mismo: que por favor le respetaran la vida y la devolvieran sana y salva a su hogar.
Sin embargo, de nada sirvieron los clamores, de nada sirvieron las manifestaciones y las marchas pidiendo su libertad; de nada valió la recompensa de 20 millones de pesos ofrecida por la administración municipal de Arauquita, a fin de dar con la liberación de doña María; de nada sirvió, porque lamentablemente la mañana del 2 de mayo, cinco días después de su rapto, fue hallado el cuerpo sin vida de doña María del Carmen Moreno Páez, en un paraje cercano a su propia finca.
Y fue hallada por aquellas personas que preocupadas se habían unido al Cuerpo de Bomberos para buscarla. Fue hallado su cuerpo a medio enterrar, presentando avanzado estado de descomposición, indicando que llevaba allí varios días. Quizás esos mismos que llevaba desaparecida, pues los rumores que el viento lleva y trae en este llano inmenso, es que el objetivo de los delincuentes era ese, quitarle la vida desde el principio, pues de lo contrario no hubiesen hecho exigencias tan absurdas de tiempo y dinero.
Hoy Arauquita está de luto, hoy el cielo está más gris que nunca y deja caer sus lágrimas sobre la tierra; llora junto a esos cinco hijos que se quedan sin una madre abnegada y luchadora, que supo sacarlos adelante sola, a pulso, después de la muerte de su esposo.
Sus vecinos se expresan con asombro, con dolor, no terminan de creer lo que ha pasado, cómo le han quitado la vida a una mujer de esa manera tan vil y cobarde. Para unos, tuvo que ser una equivocación, debieron confundirla con alguien más para creer que tenía todo ese dinero; para otros tuvo que ser una venganza, pero ¿de quién? ¿Quién querría asesinar a doña María? ¿Por qué?
Son preguntas que tendrán que responder las autoridades, ejerciendo e implementando todas las herramientas que estén a su alcance, porque nuestro departamento de Arauca no soporta un hecho violento más.