161 personas están reportadas como desaparecidas tras las inundaciones en Texas que se presentan desde el fin de semana del 4 de julio y que han dejado más de 109 muertos.
“Solo en el área del condado de Kerr, hay 161 personas que se sabe que están desaparecidas”, confirmó Greg Abbott, gobernador de Texas.
La cifra corresponde a personas reportadas como no localizadas por amigos, familiares y vecinos, añadió el gobernador.
Entre los fallecidos se encuentran al menos 27 niñas y guías que se alojaban en un campamento juvenil de verano junto al río Guadalupe, Mystic Camp, cuando se produjo la catástrofe.
Las autoridades advirtieron que, con el pronóstico de lluvias más intensas, las tareas de recuperación se dificultarían aún más.
“Hemos recibido algunos informes de la posible llegada de más agua, lo que obviamente afectará las labores de búsqueda y recuperación”, dijo Ben Baker, de los guardabosques de Texas.
El presidente Donald Trump planea visitar Texas el viernes, informó la Casa Blanca, al tiempo que criticó duramente a quienes afirman que sus recortes presupuestarios a las agencias meteorológicas debilitaron los sistemas de alertas.
Recortes de Trump habrían debilitado sistema de alertas
Los cuestionamientos sobre si los recortes de fondos de Trump habían debilitado los sistemas de alerta y la gestión de la operación de rescate se intensificaron.
El director de comunicación de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, Tom Di Liberto, afirmó que la escasez de personal en el Servicio Meteorológico Nacional contribuyó al desastre.
“Lo que sucede, y esto es compartido no solo en Texas sino en las oficinas de pronóstico del tiempo de todo el país, es que las personas con más experiencia en hacer frente a estos (eventos) extremos, pero también en comunicarlos, se han ido de muchos lugares, por lo que no necesariamente se puede reemplazar esa experiencia”, dijo Di Liberto.
Shel Winkley, experto en meteorología del grupo de investigación Climate Central, atribuyó la magnitud del desastre a la geografía, los remanentes de la tormenta tropical Beryl y una sequía excepcional, por la cual el suelo absorbe menos lluvia.
“Esta parte de Texas, al menos en la inundación del condado de Kerr específicamente, estaba en una sequía extrema o excepcional. Así que esas son las peores condiciones de sequía que se pueden tener”, dijo Winkley a los periodistas.