La profesora Silvia Cristina Duarte, directora de Bienestar de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que la fatiga es el síntoma más común después de padecer COVID-19.
“Se ha encontrado que entre el 50 % y el 56 % de las personas que han tenido COVID-19, la fatiga es un síntoma que ha permanecido a los seis meses siguientes, lo cual ha producido un impacto alto en su desempeño laboral”, dice la terapeuta ocupacional.
La especialista explica que en la práctica clínica que se realiza en el Hospital Universitario Nacional (HUN), una de las principales consultas se relaciona con “ese cansancio constante que se produce pese a que ya ha pasado un tiempo después de padecer coronavirus”.
La docente menciona que “al revisar las historias personales y clínicas, encontramos que algunas personas habían durado mucho tiempo en UCI, otras habían tenido ventilación mecánica y otras ni si quiera estuvieron hospitalizadas”.
Según dice, la fatiga crónica o persistente no es una condición nueva, pero con la COVID-19 se incrementó. Tal situación ha hecho que al hacer seguimiento se indague sobre cómo ha sido el manejo de las dificultades respiratorias cuando lo padecieron, y lo otro es que la mayoría de los casos se han dado en mujeres con antecedentes de ansiedad o historia clínica de antidepresivos.
Precisamente, según la encuesta Pulso Social del DANE, con corte a octubre de 2021, la fatiga crónica fue señalada por el 21,9 % de las personas que se contagiaron con el virus.