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Crítica situación de periodismo en Arauca

En Arauca el periodismo ha sido lesionado, maltratado, estigmatizado, denigrado y no en pocos casos por el cumplimiento de su deber, se ha puesto una cuota de sangre bastante alta. Los hechos más recientes: la amenaza de muerte a la periodista Crisma del Mar Tovar y la vergonzosa declaración del Diputado Juan Qüenza, al reaccionar frente a una denuncia realizada por Juan Valentín Gamboa de un presunto enriquecimiento ilícito, sirven para evidenciar la fragilidad, la exposición y las dificultades para ejercer el periodismo en Arauca, frente a algunos personajes que ostentan poder político o frente a los actores armados que operan en la región.

Sobre este último caso, los periodistas de Arauca esperan un pronunciamiento por parte de la Presidencia de la Asamblea, sobre las afirmaciones de uno de sus miembros quien termina involucrándolos a todos cuando dice que: “Cada rato se la pasa pidiéndonos plata… a mí y a varios diputados”. Este diputado liberal, en el video que publicó en su cuenta de Facebook dijo: “… que hablen, que digan, que hagan lo que se les dé la gana, pero no pienso dejarle un peso a algunos periodistas que se dedican a pedirle plata a los políticos, para que no hablen mal de ellos”.

La arremetida continuó en el extenso video, donde se refirió con nombre propio al periodista Juan Valentín Gamboa, colaborador de la emisora La Voz del Cinaruco, asegurando: “…considero que yo no tengo que dar explicación directa a los medios de comunicación, aún más cuando hay personajes dentro de los medios de comunicación que se la pasan en la Asamblea cuando estamos sesionando y son personajes tan tinieblos que, cuando no se le da recursos económicos, empiezan a sacar cosas perversas, malas… lo voy a decir con nombre propio… el joven Juan Valentín…”

El señor Qüenza Ramos intenta desacreditar la labor periodística, manifestando que la publicación se debió a la negativa de su parte de “darle más plata… sacar $2.000.000 mensuales para darle a los periodistas, para tenerlos contentos y tenerlos callados”. Esta afirmación amerita más allá de la denuncia penal por injuria y calumnia, a una sanción social. Sería procedente que de parte de la Corporación, se convocara a la Comisión Ética (si la hay), para pronunciarse al respecto y ofrecer al menos, excusas públicas por las declaraciones dadas por uno de sus miembros, las cuales afectan a los periodistas de Arauca.

Pero resulta aún más preocupante el hecho de que hasta el momento ninguna de las asociaciones de periodistas, agremiaciones locales o de carácter nacional, se hayan pronunciado frente a este golpe a la dignidad del periodismo regional. En Arauca el silencio, la autocensura y el hambre, hacen tanto o más daño que la amenaza por parte de los armados ilegales, la estigmatización y el maltrato por parte de algunas personas que ostentan poder político y se creen con el derecho de pisotear a la prensa.

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