El semana pasada el comedor comunitario atendido por las religiosas Misioneras de La Esperanza fue blanco de los amigos de lo ajeno en dos oportunidades.
La primera acción se desarrolló entre el miércoles y jueves anterior, donde ladrones se introdujeron a la cocina de este comedor que atiende a comunidades pobres del sector, específicamente niños, quienes resultan ser los más perjudicados, llevándose todo el mercado que allí había.
Posteriormente el pasado sábado, los delincuentes aprovecharon de nuevo la vulnerabilidad de las religiosas y entraron nuevamente, esta vez a llevarse los utensilios y electrodomésticos. Se llevaron las ollas, sartenes, licuadora, y demás elementos de cocina que en plata blanca representan algo más de 3 millones de pesos.
Es el colmo que los delincuentes no respeten siquiera aquellas comunidades que velan por ofrecerle un bienestar a las comunidades más pobres de la ciudad. Esperamos que las autoridades actúen efectivamente y puedan dar con estos delincuentes y desadaptados, que han dejado a cientos de niños sin un sustento alimenticio, quién sabe por cuánto tiempo, ya que la comunidad religiosa no cuenta con los recursos económicos para reestablecer los elementos hurtados.
