Por:Alirio Javier Riaño
Fenecía 1968, un año como cualquier otro en esta inmensa orinoquía, llena de sucesos cotidianos entre intensos veranos de mucha sequía e inviernos con tantas riadas que a muchos obligo a salir de sus hogares con hambre y preocupados por peligros que conllevan las aguas infestadas de animales.