Fenecía 1968, un año como cualquier otro en esta inmensa orinoquía, llena de sucesos cotidianos entre intensos veranos de mucha sequía e inviernos con tantas riadas que a muchos obligo a salir de sus hogares con hambre y preocupados por peligros que conllevan las aguas infestadas de animales.
Fenecía 1968, un año como cualquier otro en esta inmensa orinoquía, llena de sucesos cotidianos entre intensos veranos de mucha sequía e inviernos con tantas riadas que a muchos obligo a salir de sus hogares con hambre y preocupados por peligros que conllevan las aguas infestadas de animales.