La reciente arremetida violenta del ELN en diferentes municipios del departamento de Arauca, dejó al descubierto la falta de autoridad del gobierno regional y la ineficiencia de la fuerza pública.
Las cosas como son: cuando el pasado 10 de enero, el gobierno nacional decidió levantarse de la mesa de diálogo con el ELN, por los recientes atentados y ataques perpetrados por este grupo armado, no estaba preparado para enfrentar la violenta arremetida de la agrupación guerrillera; arremetida que tiene en vilo y zozobra a los habitantes de medio país, especialmente a regiones como Arauca.
Decir que el accionar del ELN sorprendió al gobierno y a las autoridades locales, es más que ingenuo. El Gobierno departamental debió haber previsto que una situación como esta se podría presentar al finalizar el cese al fuego bilateral, implementando de esta manera, acciones preventivas para no tener que levantar muertos y después sí, tomar decisiones.
Si en algo se ha caracterizado el gobierno del médico Ricardo Alvarado Bestene, es por su inoperancia y olvido de la seguridad de los Araucanos; tal vez siguiendo los lineamentos del presidente Santos, intentan “meternos cuento” y así tener un pretexto para abandonar el terreno que se había ganado en materia de seguridad en el Departamento de Arauca.
Desde su campaña se presentía que sería un gobierno de “aguas tibias”, al manifestar a viva voz, que no pagaría recompensas por informaciones que condujeran a la captura de los responsables de alterar la tranquilidad y que dejan con una irreparable pérdida y un profundo dolor, a humildes familias araucanas.
Pareciera que el gobierno de Alvarado Bestene solo tiene oídos para satisfacer los “caprichos” y peticiones de las FARC y no de la sociedad civil, que también lo eligió.
Da vergüenza que en una zona con más de 9 mil hombres, integrando la Fuerza Pública, sucedan este tipo de cosas; y diera la impresión que están únicamente para cuidase entre ellos, para proteger como niña bonita a la infraestructura petrolera o para cuando viene algún alto funcionario del gobierno central, dejando abandonada a la sociedad civil en medio del fuego cruzado de una pelea ajena.
La sociedad entera exhorta a las autoridades a garantizar la tranquilidad de los habitantes de Arauca. Necesitamos que la Armada patrulle los ríos; que el Ejército garanticé la movilidad y seguridad en sabanas y carreteras; que la Policía se esfuerce más por la seguridad ciudadana; en pocas palabras, necesitamos que cumplan con su deber misional.
Aunque el Gobernador no se los exija, el pueblo entero se los solicita. Queda claro que estamos en medio del conflicto, al que no pedimos ser invitados y donde cada quien debe cumplir y responder por su trabajo: La fuerza pública, a defender y garantizar la seguridad de los ciudadanos; el Gobernador y los Alcaldes, a dirigir y administrar; y los negociadores, a la mesa de diálogo.
POSDATA: Antes de redactar esta columna, hicimos un recorrido por el Malecón Ecoturístico de Arauca, sin hallar en el trayecto un solo miembro de la fuerza pública, mucho menos de las autoridades locales. ¿Será que “acuartelándose” ejercerán soberanía y control? O tal vez no se han enterado de lo qué pasó.
Qué pasaría con los drones de vigilancia que compró la Gobernación? Sería que esa platica tambien se perdió?