Como nunca en su historia Arauca había recibido una embestida de la delincuencia como la que se está viviendo hoy en día.Causa dolor y rabia saber que reponeros y ladrones de poca monta tienen azotada a la población, sin ningún distingo de edad, sexo o condición social.
Mientras el gobierno centra sus esfuerzos en el avance de los diálogos de paz con las guerrillas, en Arauca la delincuencia campea y preocupa aún más que dentro la cuantiosa contratación, no se haya evidenciado un proyecto para mejorar la seguridad ciudadana.
Al perecer no se ha entendido o quizás no se ejerza con la debida firmeza el papel y la responsabilidad de ser la primera autoridad y jefe de la policía. No se entiende como, en una de las zonas más militarizadas del país, la ribera del Rio Arauca este desprotegidas y se hayan convertido en corredor para que hampones de toda índole hagan de las suyas en territorio colombiano.
Quisiéramos ver que los patrullajes de la Armada Nacional fueran constantes por el área del Malecón, que el Ejército Nacional patrulle las comunas, que la Policía Nacional sea más efectiva, que inmigración haga su trabajo, y que las fiscalía y el aparato judicial imponga condenas ejemplares.
Más que una marcha necesitamos que las Fuerza pública marche, sea diligente y operativa. Que los gobernantes y altos funcionarios entiendan que el país cambio y pide a gritos acabar con la corrupción y por ende con cualquier forma delincuencial.
Los gobiernos no dimensionaron este fenómeno y las partidas presupuestales son prácticamente inexistentes, que sacamos con pavimentar calles y mejorar carreteras sino podemos andar por ellas. Aquí cabe la responsabilidad también para concejales y diputados, son ellos quienes debieron incluir partidas para la seguridad ciudadana y no lo hicieron.
La responsabilidad no es únicamente de los uniformados, sino también de gobernantes. Arauca necesita que se tomen medidas contundentes para enfrentar a la delincuencia. Que dios salve a nuestra Arauca.