Durante dos días, 25 niños de 8 a 11 años de diferentes colegios públicos y privados de Arauca vivieron una experiencia inolvidable durante las Vacaciones Científicas desarrolladas en las instalaciones de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, que les permitió sumergirse en el mundo de la biología, la robótica y la ciencia aplicada, a través de recorridos, talleres y experimentos diseñados para despertar su curiosidad y amor por el conocimiento.
La iniciativa forma parte del proyecto del Nodo Fronterizo 2024 de la UNAL, una estrategia nacional que busca fortalecer la presencia de la Universidad en regiones limítrofes del país como Arauca, mediante proyectos educativos, investigativos y sociales que impacten positivamente a las comunidades locales y promuevan el desarrollo regional.
La jornada comenzó con un recorrido guiado por las colecciones entomológicas y botánicas de la Sede Orinoquia, donde los niños observaron de cerca la biodiversidad de su región. Con más de 10.000 insectos registrados y 400 muestras botánicas, las colecciones biológicas de la UNAL despertaron la admiración de los pequeños exploradores.
“Trabajamos conceptos básicos como la curaduría, el registro de datos y los procesos de conservación, la idea es hacerlo didáctico para que los niños entiendan que todo lo que hacemos tiene un propósito científico. Fue emocionante ver sus preguntas y el interés que mostraban por cada detalle. Pudimos contarles que las colecciones son el resultado de más de 12 años de trabajo y que cada registro guarda una historia”, comenta Laura Mojica, bióloga de la UNAL y curadora de la Colección Entomológica de la Sede Orinoquia, quien introdujo a los menores en el fascinante mundo de los insectos y las plantas.
Posteriormente los niños se trasladaron a la Granja Experimental El Cairo, un espacio donde la ciencia se encuentra con la vida rural. Allí pudieron conocer los procesos productivos y los animales que forman parte de las investigaciones de la Universidad.
“Aquí los niños vieron cómo se aplican los conocimientos científicos a los cultivos y a la producción agropecuaria. Es fundamental que entiendan que la ciencia no está alejada del campo, sino que, por el contrario, puede ayudar a mejorarlo y hacerlo más sostenible”, señala el ingeniero industrial Jetson Mojica, del área de investigación y extensión del Instituto de Estudios de la Orinoquia, de la UNAL.
Los niños construyeron su primer robot: un carrito de juguete
Para muchos de los niños fue la primera vez que pisaban un campus universitario y ponían en práctica conceptos científicos complejos, como ocurrió durante el segundo día que estuvo dedicado a la mecatrónica, con un taller en el que los niños construyeron un pequeño robot tipo carrito de juguete. La actividad no solo despertó su interés por la electrónica y la robótica, sino que además les mostró cómo se pueden aplicar esta ciencia a situaciones cotidianas.
“Les explicamos conceptos básicos como el funcionamiento de un led, una resistencia o un motor. Utilizamos protoboard, circuitos y otros elementos simples para que vieran cómo se le puede dar ‘vida’ a un robot. Lo más interesante fue ver sus caras de asombro cuando lograron que el carrito funcionara”, cuenta el ingeniero electrónico Luis Alexander Torres Aguirre, del área de investigación y extensión del Instituto de Estudios de la Orinoquia de la UNAL.
Los organizadores destacaron la participación de los estudiantes de 6 colegios: Santo Domingo, Cristo Rey, Normal, Santa Teresita, Divino Niño y Comfiar. La variedad de instituciones refleja el interés que despertó esta iniciativa en las familias araucanas, quienes vieron en las vacaciones científicas una oportunidad para que sus hijos aprendieran mientras se divertían.
“La actividad busca sembrar ese espíritu de curiosidad desde pequeños. Queremos que sepan que aquí, en su propia región, hay ciencia, investigación y oportunidades para ellos”, comentó el ingeniero Mojica.
Las dos ediciones de las Vacaciones Científicas han tenido una gran acogida por parte de los estudiantes. “Este año quisimos profundizar en áreas como la electrónica y la robótica porque sabemos que estas ramas del conocimiento les pueden abrir muchas puertas. A través de estos talleres los niños descubren que hay carreras y oportunidades más allá de lo tradicional”, explica el ingeniero Torres.
Al finalizar las jornadas, los niños no solo se llevaron un pequeño robot construido por ellos mismos y una hoja con los datos que registraron en la colección biológica como dinámica lúdica, sino también una experiencia que puede marcar su futuro. “Queremos que ellos recuerden esta experiencia, que sepan que la Universidad está aquí para ellos y que la ciencia puede formar parte de sus vidas. Es una semilla que plantamos hoy para cosechar un futuro lleno de conocimiento”, expresó la bióloga Mojica.
Al acercar a los niños al mundo de la ciencia, la biología y la tecnología, la Universidad no solo promueve el conocimiento, sino que también fortalece los lazos con la comunidad. “Estamos convencidos de que, a través de iniciativas como esta, podemos inspirar a las nuevas generaciones para que sueñen con ser científicos, ingenieros o biólogos y aquí estamos para acompañarlos en ese camino”, concluyó el ingeniero Mojica.
Fuente: UNAL