Con celebración Eucarística, cabalgata, desfiles, comparsas, y parrando llanero, este 25 de julio los araucanos rinden homenaje a la raza llanera en memoria de los lanceros hijos de esta tierra que participaron en la Batalla del Pantano de Vargas.
En Arauca, la Asamblea Departamental mediante ordenanza declaro el 25 de julio el día del llanero, y en una hermosa plazoleta donde se destaca un monumento al binomio Jinete llanero y su caballo se realizan los actos centrales de la celebración.
La Historia reseña así, los acontecimientos ocurridos un día como hoy, 25 de julio.
La Batalla del pantano de Vargas fue un enfrentamiento armado que se presentó en cercanías al municipio de Paipa el 25 de julio de 1819, entre las tropas patriotas y las tropas realistas en la campaña libertadora por la independencia de Colombia.
En ella, el ejército al mando de Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander pretendía cerrar el paso a las fuerzas de apoyo de José María Barreiro que se dirigían a la ciudad de Bogotá. Esta batalla resultó difícil para los hombres al mando de Bolívar, que estuvieron cerca de la derrota ya que los soldados estaban agotados tras el difícil ascenso al páramo de Pisba. Sin embargo, el ataque por el flanco del destacamento de la legión británica al mando del coronel James Rooke, y una oportuna carga de caballería de los lanceros del coronel Juan José Rondón, recién llegados al campo de batalla, revirtieron la situación. Rooke, sin embargo, resultó gravemente herido en el ataque y fallecería algunos días después. Posterior a este ataque, las tropas realistas huyeron a los Molinos de Bonza.
Gracias a esta maniobra militar, el ejército libertador llegó a Tunja el día 4 de agosto de 1819.
Acontecimientos previos
El 12 de junio de 1819, las tropas patriotas del general Simón Bolívar se reunieron en Tame con las tropas granadinas bajo el mando del general Francisco de Paula Santander. Allí se decidió que la campaña libertadora continuaría por la ruta hacia Pore, utilizando el camino de Labranza Grande. Al llegar a Paya, el ejército patriota encontró un fuerte realista, que finalmente sería capturado por el general Santander. Para evitar más enfrentamientos, el Libertador decidió atravesar el páramo de Pisba.
El paso del páramo era totalmente inclemente con las tropas, que se vieron altamente afectadas por las difíciles condiciones que el terreno presentaba. Una gran cantidad de soldados se perdieron en la travesía, ya fuera debido al frío, al hambre o, menos frecuentemente, a enfermedades. La caballería sufrió pérdidas catastróficas, pues todos los animales que el ejército llevaba se perdieron en el camino, por lo que la división de caballería del ejército dejaría de existir durante la travesía. Las armas de fuego tuvieron que cargarse con mucho cuidado para evitar que los cartuchos se dañaran con las lluvias. Para mantener la moral de las tropas, Bolívar daba ejemplo de fortaleza ante las adversidades.
La vanguardia del ejército, al mando del general Santander, llegó al pueblo de Socha el 5 de julio, luego de atravesar el páramo en su totalidad. En ese pueblo, y con el apoyo de los pueblos cercanos, las tropas descansaron, y fueron ayudadas a recuperarse. Al día siguiente, las tropas del comandante José Antonio Anzoátegui arribaron al mismo sitio, donde también fueron auxiliadas.
Cuando los españoles se enteraron de la invasión patriota, enviaron tropas hacia la región invadida bajo el mando del General Barreiro. Dos bloques de 800 hombres fueron enviados a Corrales y Gameza, junto al río Sogamoso. En ese sitio sucedieron varios enfrentamientos que culminarían con la victoria de las tropas patriotas a cargo del militar Justo Briceño.
En Tasco, las tropas realistas se encontraban muy bien situadas, de modo que el lugar era totalmente inexpugnable. Santander y Anzoategui marcharon entonces hacia el Socorro y Pamplona, a donde ingresaron sin contratiempos, dominando la región de el Valle del Sogamoso
El desarrollo de la Batalla
El 25 de julio, el ejército patriota contaba ya con 2600 hombres. Bolívar decide entonces guiar a las tropas por el camino del Salitre de Paipa, para realizar un ataque por la retaguardia enemiga. Cuando las tropas avanzaban por el este del Pantano de Vargas, los realistas llegaron a cerrarles el paso. Las tropas patriotas se situaron frente a las realistas; éstas últimas, sin embargo, tenían ventaja de terreno, que inclinaría la batalla a su favor.
A las 11 de la mañana inició el combate. El general Bolívar indicó a las tropas de caballería que debían quedarse en la retaguardia, reservadas para más adelante. Luego, empezó a enviar al resto del ejército en olas sucesivas, intentando ganar terreno. La idea del Libertador consistía en incitar a Barreiro a enviar sus reservas a la batalla con cada retroceso de sus tropas. Luego de dos horas de combate, las tropas realistas obligaron a la izquierda patriota, que estaban bajo el mando de Santander, a retroceder, pero Bolívar organizó una contraofensiva con la que recuperó el terreno. El comandante realista envió entonces el resto del ejército español para repeler a los patriotas. Éstos retrocedieron totalmente desorientados, con lo que la victoria española se vio prácticamente asegurada. En ese momento el jefe patriota envió al combate a la legión británica, bajo el mando de James Rooke, que cargó contra los enemigos. Este movimiento detuvo el avance de las tropas españolas, que sin embargo continuaron la lucha ferozmente.
A las seis de la tarde, cuando la derrota patriota era inminente, Bolívar decidió enviar a las últimas reservas de su ejército, conformada por lanceros llaneros a cargo del Coronel Juan José Rondón. Fue entonces cuando Bolívar gritó la histórica frase Coronel, ¡Salve usted la patria!, a lo que el coronel contestó Es que Rondón no ha peleado todavía. Cargó entonces el lancero contra las filas enemigas, seguido inicialmente por 14 llaneros más, a los que luego se unirían los demás caballeros que no habían luchado aún. Los españoles, completamente desordenados en ese momento, se vieron atrapados bajo la heroica carga de los patriotas. Barreiro entonces replegó las tropas que le quedaban hacia Paipa y Molinos de Bonza, mientras el ejército de Bolívar regresaba victorioso a Corrales de Bonza al día siguiente. El comandante Rooke fue herido de gravedad en el combate, y moriría pocos días después.
De esa forma se dio por terminada la batalla de Pantano de Vargas, que culminó con la victoria patriota, y que dejó como resultado 350 bajas en los patriotas, y 500 en los realistas. Esta victoria sería la base que definiría el combate que ocurriría 12 días después en la batalla del puente de Boyacá