Luego de batallar entre la vida y la muerte, la madrugada de ayer domingo se registró el deceso de otro hombre, convirtiéndose en la segunda víctima de los cuatro que resultaron heridos tras balacera que realizó un sujeto armado que ingresó a una gallera en el barrio Los Fundadores, dispando indiscriminadamente contra los asistentes.
Se trata de Carlos Hernández Mejía, de 47 años de edad, quien recibió en su cuerpo cinco impactos de arma de fuego, produciéndose su muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Vicente de Arauca donde recibía atención médica desde hace 15 días en que ocurrieron los hechos.
Como se recordará, el pasado 29 de septiembre un comerciante apureño, además propietario de una bodega, murió en una clínica privada de San Cristóbal, a donde horas antes fue trasladado por sus familiares, luego de ser abaleado el sábado en la tarde por dos presuntos sicarios motociclistas, que dispararon contra un grupo de personas a las afueras de una gallera de Arauca, dejando heridos a otros tres hombres.
La víctima fue identificada como Argelis Vilarmir Torrealba, de 42 años de edad, quien tenía su residencia en Puerto Infante, estado Apure, y fungió durante 9 años como presidente de la Junta Parroquial de esa parroquia dependiente de la Alcaldía del municipio Rómulo Gallegos.
Pese al esfuerzo médico en la clínica San Cristóbal, se presentó el deceso de Torrealba por un balazo que recibió en el abdomen que le perforó órganos internos vitales.
Además de Torrealba, fueron heridos José Tomás Bolívar Alvarado, de 45 años, abaleado en cuatro oportunidades; Julio González Sierra, de 46 años; y Carlos Hernández Mejía, de 47 años de edad, quien recibió cinco balazos y quien murió ayer domingo en el centro asistencial San Vicente de Arauca.
Sobre los sicarios motorizados, se conoció que tripulaban una motocicleta azul, de alto cilindraje AX-100, y que las autoridades de la región efectúan las respectivas investigaciones que permitan identificarlos y esclarecer si, como se cree, el atentado estaba dirigido solo a una de las víctimas, por un posible ajuste de cuentas.