A no desfallecer. Ese fue el mensaje que envió el Obispo de la Diócesis de Arauca, monseñor Jaime Muñoz Pedroza, a la comunidad araucana y a las víctimas de la violencia que ha dejado este inicio de año en el departamento de Arauca.
“No desfallezcamos en esa búsqueda de un mundo distinto, en esa búsqueda de la paz, que hay que hacerla. No hay que endurecer el corazón, sino que realmente tengamos ese corazón un poco más sensible al llamado que desde todos lazos se nos hace a ser constructores de paz, a ser artesanos de paz ”, señaló el jerarca católico en Arauca.
Monseñor Muñoz Pedroza, hizo el llamado tras conocer la dificultad grande de violencia que vive el departamento de Arauca, argumentando que se debe escuchar el llamado que hace la comunidad internacional, el llamado de los diferentes sectores de la vida nacional, como del departamento de Arauca, donde la consigna es de buscar un camino distinto para solucionar los problemas y las dificultades.
“Que no decaiga la esperanza, que no decaiga también ese deseo de buscar la paz y que realmente cese la violencia”, precisó el Obispo de Arauca, al exhortar al pueblo araucano y colombiano a continuar buscando los senderos de paz y reconciliación, porque con violencia no se arreglan los problemas estructurales del país.
Al referirse a las muertes violentas en el departamento de Arauca, dijo que la mayoría de ellas son personas pobres; muertes que no arreglan las injusticias, las grandes desigualdades que pueda haber en la sociedad; lo que incrementa un poco más las cosas, por lo que hay es que buscar un camino distinto, donde se tiene que utilizar la creatividad, utilizar la inteligencia, la razón, la voluntad para que por caminos distintos a la violencia, se pueda encontrar la paz, la justicia y la solidaridad que se necesita.
El jerarca católico en Arauca reveló además, que la próxima semana participará de la reunión de la Conferencia Episcopal de Colombia donde se volverá a encontrar con la comisión de obispos del país de la que él hace parte, en la facilitación de los diálogos entre la guerrilla del Eln y el gobierno, donde se volverá a revisar qué hacer para invitar a que se retome el camino del diálogo y el cese bilateral al fuego y de hostilidades, en una renegociación de la que se espera, no sea en una eternidad, sino que se haga en el menor tiempo posible y por el bien de todos.