Y es que no puede ser otro el título para esta naciente empresa araucana; el sueño de un par de jóvenes emprendedores que de una calamidad, avizoraron la oportunidad de generar empresa.
Andrea Palencia y Carlos Gutiérrez, son los artífices de maravillosas creaciones artesanales, verdaderas obras de arte de la bisutería, quienes descubrieron su habilidad por casualidad; por el deseo de Andrea de tener un collar tejido en mostacilla, pero no tener el dinero para comprarlo y la determinación de su novio Carlos de confeccionarlo para ella.
De esta forma comienzan lo que para ellos es un hobbie, una forma de pasar tiempo juntos de manera productiva, pero que más adelante, luego de tener el anhelado collar y lucirlo orgullosa, se darán cuenta del potencial empresarial que tenían.
Pero por qué decimos que «Menguante Art» nace de la calamidad? Porque después de unas semanas de estar tejiendo accesorios para su uso personal, su mascota, de nombre Luna, enfermó de parvovirosis y no tenían los recursos necesarios para el tratamiento veterinario, sin embargo estaban decididos a no dejarla morir.
«La llevamos a la veterinaria sin tener un peso en nuestros bolsillos, después de dejarla internada volvimos a casa y en ese momento nos dimos cuenta que no teníamos nada para obtener un poco de dinero… nunca pensamos en nuestra destreza como idea de negocio; simplemente la crisis nos llevó a ofrecer los accesorios que habíamos realizado semanas antes, y así fuimos pagando la veterinaria«, es la forma en que Andrea Palencia cuenta el origen de su pequeña empresa.
Finalmente Luna se recuperó y fue el motor para que estos dos románticos y soñadores jóvenes, bautizaran su negocio a esa fase en que la luna tiende a desaparecer: la fase Menguante.
Es una historia como sacada de los cuentos de hadas; una empresa que nace del amor de una pareja por su mascota y que para el mes de abril de este 2018, dio apertura oficial a su tienda virtual, donde en palabras de sus impulsores: «Comenzamos a tejer no solo accesorios, sino también nuestros sueños y así tener un negocio propio relacionado con el tema del arte y la cultura artesanal a partir de la creación, producción y comercialización de accesorios hechos a mano, en mostacilla checa«.
Los productos de «Menguante Art» están hechos con el corazón, atendiendo cada detalle, tanto en su elaboración como en su empaque y distribución. Auguramos el mayor de los éxitos a estos jóvenes araucanos, que le han apostado al emprendimiento y al rescate de un arte ancestral que siempre han dominado nuestros indígenas.
Por el momento solo trabajan ellos dos, pero su objetivo es ampliar, trabajar con la comunidad y aprender de ella, pudiendo ofrecer un empleo a quienes estén dispuestos a soñar igual que ellos, en que el arte es una de las maneras más perfectas para darle la vuelta al mundo.
