Muchos apuntan asegurar que estar dentro del cordón de seguridad en el centro del municipio de Arauca es un privilegio porque nada puede pasar, esto en materia de robos. Pero resultó siendo un fiasco para la comerciante Paulina Chaparro a quien terminaron robando en plena semana santa.
Doña Paulina Chaparro, es ampliamente conocida en el municipio de Arauca, porque hace más de 20 años tiene su puesto de venta de dulces a un costado del Banco Agrario de Colombia, en plena carrera 20 entre calles 19 y 20 a tan solo media cuadra de la Estación de Policía.
En diálogo con el periodismo de Noticias Caracol de La Voz del Cinaruco narró lo ocurrido en su pequeño negocio, que aunque es pequeño, es muy significativo porque ha sido el sustento de toda su vida.
La mujer narró que una de sus hijas la invitó a disfrutar de unos días de descanso, los que aprovechó en Semana Santa. Confió que su negocio estaba seguro por estar a tan solo media cuadra de la Estación de Policía, puesto de dulces que dejó asegurado como de costumbre de unas gruesas cadenas y un eficiente candado de seguridad.
Reveló que el pasado Viernes Santo, un hombre del que se asegura quedó registrado en las cámaras de seguridad de los establecimientos comerciales del sector, tuvo más de una hora para cometer el hurto. Los candados y las cadenas fueron vulnerados. De su kiosco de venta de dulces aseguró la señora Paulina Chaparro le llevaron 20 paquetes de cigarrillos, cada uno de ellos avaluados en 70 mil pesos, así como más de 300 mil pesos en monedas y otras pertenencias de la que no quiso referirse. Según la afectada fueron más de dos millones de pesos en pérdidas.
La mujer lamentó este nuevo episodio, asegurando que es la tercera vez que le ocurre. En un comienzo le robaron $15 millones de pesos y esta el del Viernes Santo, denuncias que ha instaurado ante las autoridades competentes sin ninguna respuesta de ellas.
Doña Paulina Chaparro llamó la atención de las autoridades, de las unidades del cuadrante de seguridad, porque es inconcebible que esto esté ocurriendo en pleno cordón de seguridad, a pocos pasos de la Estación de Policía.
Mientras esto ocurre, los uniformados de la Estación de Policía se escudan en cerrar desde tempranas horas la carrera 20 y la calle 19 para poder estar seguros, mientras la ciudadanía y los comerciantes están a merced de los delincuentes. Muchos de los uniformados mientras se realizan estos cierres tienen tiempo para navegar en sus teléfonos, atender llamadas y atender las visitas de sus parejas. Como van las cosas, estamos es pero mal.