El representante vaticano en Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, tuvo un contundente mensaje al nuevo obispo de la Diócesis de Arauca, monseñor Jaime Cristóbal Abril González, al tomar posesión canónica para regir esta comunidad eclesiástica en esta región del oriente colombiano.
Bellamente, el jerarca católico durante su disertación hizo una exposición de todo el significado lo que significa el departamento de Arauca, quien lo comparó en extensión con el Estado Belga, destacando lo bravío del llanero, los corajes desplegados para obtener la Independencia, los sonidos de las arpas, la pampa, los ríos, toros y caballos que le recordaron las tierras de las pampas argentinas.
Dijo que Arauca es la puerta de la Orinoquía colombiana, conoce a profundidad cada uno de los siete municipios, a los que describió como una unidad geográfica hecha con tantas diferencias, con las regiones de sabana y Piedemonte, argumentando que la mayor riqueza del pueblo araucano es su religiosidad.
Recordó al pastor mártir camino a los altares, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, como de las circunstancias difíciles que por décadas ha tenido que afrontar esta región de la patria colombiana.
Al nuevo obispo de Arauca, el Nuncio Apostólico le pidió fortalecer la formación permanente del clero diocesano, que es joven, generoso, pero que necesita nutrirse con alimento sólido, teológico y espiritual; pero que también se necesita intensificar la presencia eclesial en las vastas zonas rurales distantes; como fomentar la formación constante de los fieles laicos que están comprometidos en los diferentes templos parroquiales.
Se deben además consolidar las estructuraras pastorales que se ocupan de la atención a las familias y dinamizar la administración parroquial. Frente a la realidad social de la Diócesis de Arauca ha estado marcada por la grave violencia sufrida en las diversas épocas, etapas y contextos, como el martirio de monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.
El Nuncio dijo que han hecho y aún hacen presencia los actores armados al margen de la ley, como el Eln y las disidencias, la delincuencia organizada como las Bacrim y la delincuencia común y el contrabando que es creciente con todas sus consecuencias.
Ante estas circunstancias adversar, la recomendación al nuevo obispo de Arauca, es la de potenciar el trabajo social en pro de la paz y la reconciliación en los lugares más problemáticos y afectados por la violencia, por lo que la Diócesis de Arauca necesita a un pastor que sepa acompañar a toda la población en el proceso de reconciliación y que ayude a sanar la heridas que ha dejado el conflicto armado.
Con preocupación el Nuncio relacionó lo que viene pasado con la migración de cientos de venezolanos por esta frontera colombo – venezolana, de la que está enterado el Papa Francisco, un drama que debe ir terminando, pero va aumentando, revelando cifras como de 180 mil ciudadanos que han hecho tránsito por esta línea de frontera, producto de la penosa situación que se vive en Venezuela que genera tensión, sufrimiento e impaciente rechazo en algunos sectores, pidiendo al nuevo obispo la ayuda a esta población.
Monseñor Montemayor, le pidió al nuevo obispo de Arauca tener en su corazón de pastor preocupaciones específicas como que no pasen desapercibidos las nuevas formas de violencia y terrorismo que se viene dando en la región, el cruel asesinato de líderes sociales, mujeres y menores de edad.
Argumentó el Nuncio que es necesario dispensarse sin cansancio en la obra de la pacificación de la región. Precisó además el jerarca católico que ha hecho parte de la historia del departamento una corrupción administrativa que ha sido galopante que desangra las arcas del Estado e impide brindar servicios eficientes a la población en general y los más desfavorecidos, recalcando que la función pública es un servicio al bien común de los ciudadanos.
En esa radiografía que hizo el representante del Vaticano en Colombia, con preocupación destacó el negocio creciente del microtráfico de estupefacientes, y crece la capacidad corruptora de quienes controlan sus redes de distribución con aberrantes estrategias para introducir por estos caminos a niños y adolescentes.
Recomendó evitar con la generosa obra pastoral para que no crezcan los niveles de polarización y división por cuenta de partidismos de intolerancia política que impiden enfrentar los verdaderos problemas económicos y sociales de la región, frustrando todo proyecto de país.
El nuncio pidió al nuevo obispo apoyar el crecimiento en las instituciones públicas que lleven a administrar la justicia, la educación y la salud, particularmente de los ciudadanos más necesitados y apoyar a la familia.
Frente a quienes persisten en las vías de la violencia, que una vez se den cuenta que la venganza, la mentira, la prepotencia y el terrorismo no resuelven nada, y que le bien se consigue por el camino del respeto de la vida humana, el diálogo, la fraternidad y el perdón.
Pidió además que la voz del nuevo obispo no se deje de oír ante los gobernantes para que afronten con un liderazgo claro los problemas urgentes de la región y la nación. Pidió al obispo titular de Arauca no temer al hablarle claro a los miembros y simpatizantes del Eln a fin de que teniendo en cuenta los clamaros del pueblo que dicen defender, cesen las amenazas y las acciones violentas e invitarlos para que de ser el caso propicien unilateralmente condiciones favorables para que se reinicien las conversaciones en busca de unas solución política del conflicto armado.