Debido a la escasez del combustible en Venezuela se ha visto una inusitada demanda de gasolina y ACPM en las zonas de frontera con este país. Según la Resolución 31301 del 18 de diciembre de 2019, el cupo de combustibles subsidiados para el municipio de Arauca es de 913 mil 890 galones mensuales, distribuídos respectivamente en ocho estaciones de servicio. Mientras que en el departamento de Arauca este cupo es superior a 1’437.564 galones.
Hoy las colas en la capital araucana para la adquisición de combustible subsidiado son comunes, debido a que gran parte de este producto está siendo llevado de contrabando haci Venezuela, para ello están siendo utilizadas principalmente pimpinas de 18 galones que son transportadas por cuadrillas de motorizados debidamente organizados, que una vez obtienen el producto trasportan el combustible a lugares de depósito y de allí en canoas atraviesan el rio Arauca y son llevadas a territorio bolivariano.
Ciudadanos informaron al periodismo de La Voz del Cinaruco, la presencia de depósitos ilegales en la ciudad, donde se están almacenado grandes cantidades de gasolina sin ninguna precaución. Según la información conocida, se dijo que una motocicleta podría realizar hasta 20 tanqueadas al día y que este liquido es sacado de estos vehículos y almacenado en pimpinas para luego ser transportado al hermano país de Venezuela. Pero igualmente se conoció el uso de camionetas y automóviles para este mismo fin, que son acondicionados con doble tanque, incluso se habló de un automóvil con un depósito donde puede transportar hasta 100 galones.
Molestia en la comunidad
Efectivamente, existe una gran molestia y preocupación en la comunidad por las largas filas para la compra de combustible, asunto que tiene sorprendidos a todos, dijo un oyente a La Voz del Cinaruco. La posibilidad que en los próximos días tengamos que pagar la gasolina a más de nueve mil pesos es real y a quién vamos a culpar o acudir ahora, cuando escasamente hacemos para la comida en Arauca debido a la difícil situación económica concluyó el molesto oyente.
La situación es preocupante y las autoridades no han tomado medidas para evitar el alarmante contrabando de combustible hacia Venezuela, que expone a los departamentos fronterizos a que el Gobierno nacional levante el subsidio a los combustibles para estas regiones, ya que tiene un costo fiscal muy alto para el país. En el año 2018, este subsidio costó al país $3,8 billones, una cifra cercana al 50 % de lo que para ese entonces se buscaba recaudar con la reforma tributaria, situación que tiene preocupados a los ministros de Hacienda, Minas y Energía, y Transporte.
El impacto local para la comunidad en el caso de tener que pagar el combustible a precios nacionales, es decir a mas de nueve mil pesos, será grande, podrían avecinarse alzas en el transporte publico debido al incremento del precio de la gasolina. Precisamente por este alto impacto social es que las autoridades locales deben buscar de manera urgente un mecanismo para controlar esta situación que, si bien no preocupa mucho a los gobiernos locales, si al gobierno nacional, ya que el costo fiscal podría ser para este año cercano a los 4 billones de pesos.
Por último, se debe hacer un llamado a los distribuidores minoristas de combustible del departamento a la Responsabilidad social con su pueblo, ya que nos están llevando a que todos los araucanos tengamos que pagar más por un galón de combustible. Hace tan solo unos mesen ellos mismos, el gremio de los distribuidores de combustible invitaba a los ciudadanos a que compraramos combustible nacional y no de contrabando, para evitar que nos levantaran el dichoso subsidio y en ese momento el pueblo les cumplió. Hoy los araucanos les exigimos compromiso con la región y con los habitantes para que realicen controles internos y eviten que esta situación nos lleve a que todos tengamos que pagar un combustible más caro, porque seguramente una vez se disponga esa medida lo iremos a lamentar. Que no quepa la menor duda, una vez el gobierno nacional nos quite el subsidio, será muy difícil volver a implementarlo.
