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La batalla del establo que se vive en Arauca

Nada mejor podría representar lo que pasa en Arauca y en Colombia en este momento que la obra La Rebelión en la Granja del escritor inglés George Orwell, donde a través de una fábula se recrea un mundo imaginario que se considera indeseable, donde las contradicciones de los discursos ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas. Por:  Oscar Garrid Muñoz L.

En este mundo recreado, los animales en cabeza de los cerdos toman el poder luego de una protesta por la falta de alimentos y expulsan a los humanos de la granja. Instauran sus propias normas entre ellas: que ningún animal podría dormir en una cama, la prohibición del alcohol, ningún animal matará a otro animal, todos los animales son iguales y que todo lo que anduviera en dos patas era considerado como enemigo, mientras los que caminaran en cuatro patas eran amigos. Por su puesto como en toda sociedad había roles establecidos y un grupo de ovejas que apoyaba todas las propuestas vinieran de donde vinieran.

Pasados varios meses, el grupo de cerdos de la granja comienza a recibir unos privilegios que no son bien vistos por los demás miembros de la granja. Los cerdos comienzan a dormir en camas, se emborrachan, se roban la leche, tiene acceso exclusivo a las manzanas y no trabajan, pero lo que más indigna al resto de la comunidad es que endurece las condiciones de trabajo y pone a pasar necesidades a sus habitantes. Las gallinas tuvieron que incrementar su producción de huevos hasta el punto de que varias de ellos murieron. De igual forma los cerdos comenzaron a tener comportamientos muy parecidos a los humanos: hacían negocios con ellos e incluso jugaban a las cartas y bebían whisky. “Los cerdos tampoco trabajaban adecuadamente, apenas dirigían y supervisaban el trabajo de otros. Afirmaban que, como eran los dueños del conocimiento y precursores de la revolución, era natural que asumieran el liderazgo”.

La situación se tornó tan critica que los mismos animales que conformaban la base de esa sociedad, comenzaron a cuestionarse sobre el nuevo modelo político que había instaurado y sus nefastas consecuencias para ellos mismos. En este punto ya no se podía identificar quien era un cerdo y quien un humano porque sus comportamientos eran similares: “las demás criaturas veían en el cerdo a un hombre, en el hombre a un cerdo y en el cerdo a un hombre de nuevo; pero ahora era imposible distinguir quién era hombre o quién cerdo”.

La temática y la argumentación política de este texto escrito en 1917, está más vigente que nunca. Hoy vemos, luego de 13 días de paro cómo quienes promueven, vandalizan las ciudades y bloquean las vías dicen reclamar derechos del pueblo, pisoteando los derechos de la demás población como el derecho a la salud, a la libre movilización, a la vida digna, al trabajo y a la libertad de pensamiento, ya que si se muestra en desacuerdo con estos desmanes inmediatamente es señalado y estigmatizado por un grupo de sus seguidores.

Nuestra Arauca pasa por el peor de los momentos a causa del bloqueo que se tiene por parte de un pequeño grupo que se creen los dueños de la verdad y de los derechos. Quién les responde a los araucanos que hacen grandes esfuerzos para comprar un litro de gasolina en 10 mil pesos. Quien les responde a los ganaderos por las pérdidas que ascendieron a los 10 mil millones de pesos en Arauca y Casanare, o a los cultivadores de plátano y maracuyá, o por las incalculables perdidas del sector avícola del departamento donde están en riesgo de morir por física hambre más de 200 mil aves en la región. Que decirle a una madre que lucha a diario para conseguir el alimento para sus hijos, que hoy se tienen que acostar con una sola comida porque no les alcanzó para más.   Es aquí donde se refleja la narrativa y argumentación escrita en la Rebelión en la Granja, el pueblo tirándole al mismo pueblo, mientras que los señores sentados en la misma mesa con los cerdos, no se logra distinguir quién es quién, porque ambos están llenos de privilegios, engaños y sólo buscan su beneficio propio, mientras las ovejas todo lo aplauden.

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