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'Pablito', el duro del Eln que es un enigma para la paz



El nuevo integrante del Coce maneja gran parte de la plata y hombres de esa guerrilla. Aunque los contactos entre el Gobierno y el Eln se han llevado a cabo en Ecuador –el viernes, el presidente Rafael Correa dijo que Quito ha auspiciado “al menos media docena” de encuentros en los últimos meses–, buena parte del éxito de un eventual proceso de paz con esa guerrilla se jugará en el estado Apure, en Venezuela.

En esa región, separada de Colombia por el río Arauca, se mueve a sus anchas desde el 2009 Gustavo Aníbal Quinchía, el ‘comandante Pablito’, del Eln, que, sin mucho ruido, entró en enero al Comando Central (Coce), el ‘secretariado’ de ese grupo subversivo.

Entre El Amparo –caserío venezolano que está exactamente al frente del malecón de Arauca– y Elorza –donde, según varias fuentes, tiene campamento y fincas ganaderas– se mueve este hombre, que en el 2009 protagonizó una cinematográfica fuga y que, según las autoridades colombianas, es responsable del repunte ‘eleno’ de los últimos años.

De hecho, en los centros de inteligencia que siguen el rastro del Eln hay cuadros de actividad que muestran el impresionante repunte en los ataques de este grupo desde que su jefe militar del oriente recuperó la libertad gracias a su escandaloso escape. De 49 ataques o combates del 2010 pasaron a 159 el año pasado.

Fuentes de inteligencia y de la Dirección de Contexto de la Fiscalía, que investiga 15.000 crímenes atribuidos a esa guerrilla, señalan que ‘Pablito’ no solo es quien maneja gran parte de los recursos económicos de la organización, sino que bajo su mando están 500 de los cerca de 1.500 hombres del Eln en todo el país, y es el jefe que mayor ascendiente tiene entre los rasos del grupo guerrillero.

‘Pablito’ logró cupo en el Coce en la quinta conferencia de esa guerrilla –a comienzos de año– y desde entonces ha afianzado su influencia de cara a una eventual negociación de paz.

Sobre su cabeza pesa una recompensa de 1.700 millones de pesos, y por eso ‘Pablito’ ha tomado varias medidas que eviten que caiga en manos de las autoridades, como ocurrió en el 2008, cuando fue capturado en un golpe contra el que el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, calificó como la versión ‘elena’ del ‘Mono Jojoy’ y el ‘Negro Acacio’.

Así, ya no manda buscar mujeres rubias –su debilidad de años– y redobló sus anillos de seguridad con campesinos e indígenas provenientes de comunidades en las que suele repartir alimentos y dinero. Aunque es innegable su popularidad, esta no es menor que el miedo que produce.

Es el único de los jefes de los seis frentes del Eln que aplica la ejecución de sus propios hombres a través de consejos de guerra, y la Fiscalía documenta el crimen de 150 mujeres, supuestamente ordenado por ‘Pablito’ tras señalarlas de tener relaciones sentimentales con soldados o policías. “Ese tipo de prácticas no son compartidas por los otros del Coce. Pero ‘Pablito’ aún las ordena”, señala un investigador.

En Arauca y otros municipios del departamento del mismo nombre, son temidas las citas que ordena para ir a El Amparo a pagar ‘vacunas’ o a responder por quejas en su contra. El riesgo de terminar en sus manos es una de las causas por las que militares o policías colombianos tienen prohibido cruzar el puente José Antonio Páez cuando están de vacaciones o de permiso. Y la recomendación se les hace a todos los funcionarios públicos.

Como la mayor parte del tiempo está fuera del alcance de las autoridades colombianas, hay otros objetivos en la mira. Uno de ellos es ‘Culebro’, uno de sus hombres de confianza, señalado de ser el responsable de las explosiones en Bogotá.

Aunque ‘Antonio García’ sigue siendo reconocido como el jefe militar del Eln, expertos advierten que ‘Pablito’ es un poder creciente que le hace sombra. Tanto así que el pase al Coce, además del reconocimiento a su fuerza en la organización, buscaría también evitar que empiecen a rondarlo ideas de romper cobijas con sus antiguos mandos.

El guerrillero, según las autoridades, implementó un ‘plan de escuelas’ que incluye el envío de guerrilleros a estudiar a Bogotá para formarse como profesionales. Muchos de ellos regresan a la zona –sostienen investigadores– a montar empresas legales que terminan manejando plata del Eln. La Policía y la Fiscalía documentan un entramado ‘legal’ que habría establecido ‘Pablito’ en Arauca para mover los fondos de la organización. Cooperativas, empresas de asesoría y fincas estarían siendo usadas para dar apariencia de legalidad a dinero proveniente del cobro de gramaje a los narcos, ‘peajes’ a los contrabandistas y ‘vacunas’ a los contratistas de la región.

En el expediente hay papeles escritos de puño y letra de ‘Pablito’ en los que ordena a funcionarios y a contratistas agilizar obras o trámites.

¿Se moverá hacia la guerra o hacia la paz este jefe guerrillero que procura parecerse al Che Guevara y que se da el lujo de regañar a sus colegas del Coce porque –se le escucha en comunicaciones interceptadas– ‘no hacen más que pedir plata’ mientras es él el que mantiene al Eln vivo en el mapa del conflicto? Autoridades colombianas esperan que sus pares del otro lado de la frontera respondan a los requerimientos que han hecho sobre los movimientos de ‘Pablito’ y se genere así la presión necesaria para que tome la decisión que espera el país.

JUSTICIA
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