Fueron ocho niños, con edades entre 13 y 17 años, que estaban reclutados de manera forzada por el frente 10 Martin Villa del EMC-FARC y el Frente Domingo Laín Sáenz del ELN, en el departamento de Arauca. El Ejército Nacional les brindó atención primaria y los puso a disposición del Instituto de Bienestar Familiar.
Los menores fueron recuperados en medio de operaciones militares de estabilidad que adelantaron los soldados de la Fuerza de Tarea Quirón y la Décima Octava Brigada del Ejército Nacional, en donde también de manera coordinada con el Departamento de Policía de Arauca, las alcaldías municipales y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, se reestablecieron los derechos de estos menores, entrando a un proceso de acompañamiento psicosocial.
En el mes de enero, en Fortul una menor, de 13 años, llegó buscando ayuda a las tropas del Ejército Nacional. Ella, a cambio de supuestas oportunidades, fue engañada por el ELN; así que decidió acudir a los soldados del Batallón Especial Energético y Vial N.°14, manifestando que la habían citado los del ELN, pero que ella no quería pertenecer a esa estructura.
El 25 de enero de 2024, en medio de un ataque a las tropas en la vereda La Esmeralda, municipio de Tame, y luego de la reacción en legítima defensa, los soldados encontraron en el lugar a tres menores de edad de 16 años, y un bebé, quienes inmediatamente quedaron bajo la tutela del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para el restablecimiento de sus derechos.
Así mismo, el 20 de febrero, en la vereda La Legía, de Tame, Arauca, un menor de 13 años se acercó a los soldados del Batallón de Ingenieros de Combate, manifestando no querer pertenecer más al GAO residual; por ello, entregó el armamento, un fusil Galil con su munición y proveedores. El menor quedó a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y el material de guerra a disposición de la Fiscalía General de la Nación.
Por otro lado, el 27 de febrero, en la vereda Las Nubes, de Tame, tres menores de edad, uno de 15 años y dos de 17, decidieron abandonar las filas del GAO residual E10, indicando que recibían constantemente amenazas de muerte por parte de los integrantes de ese grupo armado organizado. Los menores buscaron ayuda ante tropas del Batallón de Operaciones Terrestres N.° 30.