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Fortulee, “El poder de las letras”



La Revista Volar dedicó este importante artículo a destacar el Programa de Lectura Fortulee, en el departamento de Arauca que tiene su espacio radial en esta casa radial de La Voz del Cinaruco de Caracol Radio. Usted lo podrá encontrar en esta revista que se promociona en la aerolínea Satena que conecta a los territorios más apartados del territorio nacional.

Bajo el abrasador sol llanero de Fortul, en Arauca, un grupo de jóvenes camina ágilmente para no llegar tarde a la cita de todos los jueves a las 2 de la tarde. Allí, con la puntualidad de siempre, les esperan Álvaro González y Patricia Uribe, un matrimonio santandereano que ha dedicado los últimos 8 años a promover la lectura en este municipio.

A través de Fortulee, un proyecto en el que reciben a niños, jóvenes, y uno que otro adulto, que buscan en la lectura una forma de ver y conocer lo que les rodea: “Buscamos incentivar la lectura con tertulias literarias entre los niños y los jóvenes del municipio”, cuenta con orgullo Álvaro quien con los pocos re­cursos que contaba decidió aventarse a vivir esta aventura entre letras.

El camino recorrido por Fortulee no ha sido un cuento de hadas. Sus primeros pasos los dieron en una biblioteca del municipio que cerró sus puertas al poco tiempo de iniciar el proyecto; sin embar­go Álvaro, quien es comunicador social y Patricia, que es sicóloga, sumaron es­fuerzos para seguir con sus caminos de lectura en veredas donde se reunían en solares, patios y hasta cocinas de los jó­venes que ofrecían un pequeño espacio para continuar. Fue entonces cuando Juan Sanguino Santana, director de la emisora comunitaria Radio Antares del Oriente, pensó que el lote desocupado junto a su emisora podía ser aprovecha­do para el proyecto: “Él dijo que tenía una piscina abandonada, que podíamos disponer de ella para que los chicos se reunieran a leer. Allí hicimos dos ma­locas, una de ellas la llamamos Kiosco Gabo”, y fue así que con recursos pro­pios, rifas y la ayuda de la comunidad paulatinamente Fortulee tomó fuerza.

Gracias a este proyecto los más de 60 niños, adolescentes y jóvenes se reúnen para leer grandes obras de la literatura universal, cuentos cortos, mitos y le­yendas, y literatura moderna, además de estar enterados de la actualidad li­teraria en el mundo: “Ellos saben, por ejemplo, quién es Bob Dylan y por cuál de sus obras fue ganador del premio Nobel de Literatura”, cuenta Álvaro. Y es que para ellos, sentarse a leer en voz alta frente a un micrófono puede ser apabullante en un principio, pero con el tiempo ese miedo se convierte en gusto y disfrutan asistir a estas tertulias que también son grabadas por Álvaro y Patricia para hacer programas radia­les que transmiten en emisoras como Radio Antares de Oriente en Fortul y La Voz de Cinaruco en Arauca, capital del departamento. Actualmente el proyec­to se ha extendido a otros municipios  como Tame, donde los sábados entre 8 y 10 de la mañana realizan Tamelee, Puerto Rendón Lee; que se reúnen los martes de 8 a 12 del mediodía, y los demás días de la semana los reparten llevando la lectura a centros educativos de Saravena, Fortul, Tame y Arauquita.

El impacto de Fortulee en Arauca ha sido positivo, pues ha despertado la curiosidad de las nuevas generaciones por conocer a través de los mitos y le­yendas que se leen en los encuentros, la esencia de su tierra, además de darle otro aliento a la población que por años vivió en medio de la guerra que hizo tambalear la permanencia del proyec­to en la zona, pues en un principio los encuentros eran a las 6 de la tarde, sin embargo un enfrentamiento puso en riesgo la vida de Álvaro, Patricia y los menores que se encontraban en la ma­loca donde departían en sus jornadas literarias: “Esa vez me tocó quitarme la camisa y moverla para que vieran que éramos civiles. Salimos con un par de jóvenes para protegernos de las balas. Después de esa triste experiencia, decidimos empezar nuestras tertulias a las 2 de la tarde”, cuenta Álvaro, quien de­dicó todas sus energías a fortalecer este ambicioso proyecto educativo.

Cada sesión de lectura con los jóvenes es una expe­riencia diferente, pues además de leer, los asistentes tienen un espacio para tertuliar y dar su punto de vis­ta sobre los textos y sus autores, incluso son ellos los que deciden qué lecturas hacer a partir de las opciones que Álvaro y su esposa les presentan: “Ahora mismo están interesados en leer, nuevamente, el Conde de Montecristo, porque sienten que todavía hay mucho que opinar sobre esta obra”, cuenta Álvaro. Gran parte de los libros son adquiridos por ellos con dinero de sus bolsillos y otros son donados por habitantes o personas cercanas a Fortulee. Hoy cuentan con una variada biblioteca con títulos que van desde literatura infantil, hasta importantes clásicos de la literatura universal.

Y es que el amor por la lectura que Fortulee les trans­mite a los jóvenes del municipio ha sido decisivo para la vida de algunos de sus asistentes, como lo fue para Inocencio Mosquera, un joven que durante 8 años hizo parte del proyecto y quien hoy cursa ter­cer semestre de Lenguas y Cultura en la Universidad de los Andes en Bogotá. “Yo iba porque me gustaba como sonaba mi voz mientras leía para que me gra­baran, y así mi mamá me podía escuchar en la radio”, cuenta entre risas Inocencio, “pero poco a poco me fui enamorando del proyecto, pues marcó una etapa importante en mi vida”, asegura.

Hoy sabe, sin lugar a equivocarse, que este proyecto le cambió la vida, pues además de prepararlo para las pruebas del Icfes, le enseñó a amar la literatura en todas sus formas, por eso cada vez que viaja a Fortul aprovecha su paso para visitar la sede de Fortulee, pues para él “no ir a visitarlos es como si no visitara parte de su familia”.

Durante su permanencia en el proyecto le enseñaron que la lectura de un libro puede desatar debates de interés en el que cada uno de los participantes plantea su punto de vista sin tener que agredir la opinión del otro: “Fortulee más que un proyecto es una escuela de paz”, argumenta. Entre su variada selección de libros resalta dos que han marcado su juventud, y que jus­tamente los conoció en el proyecto: El alquimista, de Paulo Cohelo, y El principito, de Antoine de Saint-Exu­péry, en ellos siempre encontrará nuevos elementos que lo llevan a interiorizar la importancia del proyecto en la vida de otros jóvenes y niños que como él tuvie­ron ese chispazo de amor por las letras.

Es quizá la magia de la lectura la que ha puesto a Fortulee en el radar cultural y académico del departamento, convirtiéndolo en una forma de narrar una nueva historia, una que esté marcada por las letras de Cervantes, Julio Verne o Vargas Llosa y no por el dolor de la guerra.

 


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